Ya no más.
Hasta saber que es lo que pasa frente a la diapositiva, dejaré de bailar entre hojas secas. Quiero dejar de cantarle a un pozo con su fondo invisible, porque si cayera no sabría hasta donde descendería hasta golpearme como un maniquí inservible. No quiero sentir más el vacío de la flexibilidad.
Si puediera leer mentes, leería la de un superhéroe perdido, que te envuelve con sus brazos de goma, que te lleva volando alto como Superman, que te hace sentir la adrenalina de haber corrido millones de kilometros en pocos segundos.
Que mi boca deje de gritar contra una pared sólida y que no se escucha hacia el otro lado, porque aunque quisiera saber que hay más allá, la pared no me deja averiguarlo.
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